Hagamos eco a esta realidad. Ya está bien de que
ETA utilice argumentos ideológicos y políticos para mantener un negocio de extorsíón y violencia gratuita.
No es que la ideología y la política sean hoy por hoy inocentes; ideología era también la proclama del nacionalsocialismo hitleriana, y la política... qué decir en estos momentos en que se ha convertido en mera carrera profesional de gestión, la mayoría de las veces torpísima, en la que prima la lucha de los grupos de poder por el control y explotación de los recursos económicos y de la información mediática que les perpetúe en el cargo. Pero, llamemos a esta banda por su nombre, que no manipulen mentes adolescentes con proclamas de identidad y legitimidad. Lo que fué, fué. Ahora solo es una empresa de muerte que mantiene a costa de la sangre de muchos, el beneficio material de unos cuantos depravados amorales, o en todo caso, de unos locos fanáticos cegados de odio hasta la descerabración, que justifican su miserable empresa con argumentos que no soportan el más mínimo análisis objetivo.
Destapemos sus vinculaciones con otras bandas de Italia, de Colombia...
"la relación entre la mafia y ETA es "un filón a descubrir", de cara a conocer cómo se financia la organización terrorista para controlar "un territorio". "Es algo que ETA no quiere demostrar y eso es una característica que comparte con las organizaciones mafiosas. Para ellas es un pecado relacionarse con la droga, porque es algo inmoral, pero trafican con ella"
Elpaís
" según investigaciones de la Fiscalía de Nápoles, en 2003, los etarras José Miguel Arreta (sic) y Gracia Morillo Torres se alojaron en un hotel de Milán a cuenta de la mafia. ¿Objetivo? ETA recibiría armas (fruslerías como kalashnikovs y lanzamisiles) y a cambio sus militantes entregarían cocaína a los mafiosos. Forgione, por su lado, señala (p. 238) que «están ampliamente documentados los intereses comunes y los nexos entre los narcos colombianos y ETA» y añade que los narcos del cartel de Cali recurrieron a nuestra banda internacional «para obtener el pago de una partida de droga adquirida por un cliente calabrés». Los militantes de ETA sacaron la foto de la empresa del calabrés para enviarla a los narcos colombianos como prueba de que podían intervenir cuando quisieran. Es una buena muestra de esa doble moral que sólo cabe en mentes enfermas: muchos presuntos narcotraficantes han caído en nuestras calles a manos de ETA.
Diario Vasco